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jueves, 28 noviembre, 2024
Alimentación en verano
Sea la estación del año que sea no se puede olvidar el papel que desempeña para la salud una buena alimentación.
La salud está condicionada por factores ambientales y genéticos y la alimentación es una de las variables más importantes. Es importante recordar que comemos para:
- Nutrirnos (necesidades calóricas, mantenimiento, crecimiento del cuerpo y regulación de procesos vitalesâ&)
- Por placer,
- Acto social
- Hábito adquirido, entre otros.
Obviamente el primer punto de los anteriores es el más importante, y por ello tenemos que cuidar lo que comemos. Si mantenemos una dieta mediterránea es muy complicado alimentarnos mal.
Es evidente que no comemos de igual modo en invierno que en verano, pero las recomendaciones y hábitos saludables deben estar siempre presentes, independientemente de la estación del año en la que nos encontremos.
A pesar de que es un clásico citar las pautas saludables para una vida y alimentación equilibrada, las vamos a relacionar a continuación:
- Ejercicio físico diario adaptado a nuestras necesidades. CONSULTAR EL ARTÍCULO: âCUANDO EL DEPORTE ES UN EXCESOâ
- La alimentación debe ser variada y equilibrada. Si la dieta es mediterránea, cumple con todos los requisitos.
- Alimentación repartida a lo largo del día. Se deben realizar cinco o seis comidas al día, no muy abundantes.
- La alimentación tiene que ser rica en verduras: 2 veces al día, frutas: 3 veces al día, cereales: repartidos durante la jornada, legumbres: 3 veces a la semana.
- Hay que consumir proteínas de alto valor biológico.
- Pocas grasas y evitar las saturadas y aumentar la cantidad de ácidos grasos omega 3.
- No olvidar el pescado y los lácteos.
- Hay que beber de medio litro a dos litros de agua al día.
- Llevar un consumo moderado de bebidas alcohólicas.
- Evitar el tabaco
A partir de estas premisas imprescindibles para llevar una vida saludable, vamos a establecer las diferencias que podemos adoptar en la época estival. Como no hace frío se puede reducir el consumo de calorías, sin embargo con el calor necesitamos más hidratación. El consumo de agua siempre es importante, pero en verano más para reemplazar lo que perdemos con el sudor, para regular la temperatura corporal y para evitar el estreñimiento ocasional por el cambio de hábitos que pueden ser de horario, vivienda u otros. Hay que tener un consumo moderado de: zumos, batidos, sorbetes, granizados o bebidas heladas.
En el verano es muy saludable cambiar el menú y aprovechar la fruta y verdura de temporada que es variada. Una opción son las sopas frías, aquí van algunos ejemplos:
- Gazpacho: es una fuente de antioxidantes que calma la sed. El aporte calórico depende de la cantidad de aceite que se le añada.
- De zanahoria: el agua es el componente más abundante además de los hidratos de carbono que son los que aportan energía. Como es una raíz absorbe los nutrientes que, a su vez, son los que aportan energía, y los asimila en forma de azúcares. Las zanahorias, crudas y cocidas son alimentos de digestión fácil y tienen un alto contenido en betacaróteno (provitamina A), imprescindible para la vista, la piel, los tejidos y sistema inmunológico.
- Vichyssoise: es una crema fría que ayuda a realizar una digestión ligera. Para reducir las grasas saturadas y el colesterol se recomienda sustituir la mantequilla por aceite de oliva y la nata por leche desnatada.
- Crema de pepino y yogur: el pepino consta en más de un 95% de agua y el yogur es fuente de calcio. Es una crema digestiva donde el aporte calórico depende de la cantidad de grasa que tenga el yogur utilizado. Esta receta se utiliza tanto como crema que como salsa para aderezar bocadillos o ensaladas.
Las frutas y verduras de temporada y recién cogidas tiene muchos más antioxidantes, más aroma y un sabor diferente. Otra de las ventajas es que están mejor de precio y que se encuentran fácilmente en cualquier establecimiento alimentario o en los mercados.